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Conozca nuestra selección de vinos blancos
El llamado vino blanco es una variedad de vino cuyas tonalidades fluctúan entre una diversidad de amarillos. Desde el amarillo pálido, que corresponde a los vinos más jóvenes hasta el amarillo oscuro, que se halla en los vinos con mayor tiempo de crianza.
Según su tonalidad, a través del sentido de la vista podemos intuir las propiedades del vino tales como su cuerpo, acidez, variedad de uva…etc.
A través del olfato y el gusto será cuando se confirmen nuestras suposiciones. En la cata podremos conocer totalmente un vino, incluso la variedad con la que se ha elaborado.
Son varios los factores que dan el color del vino.
Podríamos pensar que el vino blanco procede únicamente de las uvas blancas, pero hay también alguna variedad de uva negra utilizada para producir el vino blanco. El color de la uva no es lo que determina el resultado final, ya que el color del mosto en todos los casos es transparente.
En la piel y las pepitas de la uva está presente una sustancia llamada taninos. Estos compuestos químicos son los que en función del tiempo que se encuentren en contacto con el mosto durante la fermentación, permitirá que se disuelvan y den el color deseado.
En cuanto al sabor, los taninos lo potencian aportando esa sensación de aspereza, sequedad y amargor.
Las variedades de uva con alta carga de taninos, como la Syrah o la Mencía, tienen la propiedad de poder envejecer durante más tiempo. Dando así mayor cuerpo y estructura al vino.
Los taninos no solamente se encuentran en la uva, también están presentes en la madera, por lo que los vinos almacenados en barrica de roble o madera ven afectados el sabor final de la bebida.
Según la cepa o viñedo del que provenga cada vino tendrá su coloración característica. Los viñedos localizados en zonas septentrionales o montañosas presentan unas condiciones óptimas para la producción de vinos blancos secos, ya que la uva blanca madura con una temperatura inferior a la uva roja.
El color del vino oscurece cuando las botellas no han sido conservadas protegiéndolas del aire y de la luz. Cuando éste adopta un color ocre más opaco y sin brillo nos indica que se ha vuelto defectuoso.
El vino blanco seco: es el más común, popularmente conocido por vino de mesa. En este caso el mosto se ha dejado fermentar completamente, por lo que al transformarse el azúcar en alcohol da como resultado una bebida de mayor grado alcohólico y acidez con una concentración de azúcar de entre uno y tres gramos por litro.
El vino blanco dulce: lo que hace que un vino blanco sea dulce es que su fermentación es interrumpida antes de que los azucares se conviertan en alcohol. También es importante dejar madurar mucho más tiempo las uvas para que se vuelvan más dulces y desaparezca su acidez.
El vino blanco espumoso: el dióxido de carbono de la fermentación se mantiene disuelto en el vino y se convierte en gas cuando se abre la botella.
Hay varios tipos entre los que destaca el Cava como producto por excelencia y que se produce únicamente en España. Otros serian los elaborados con las variedades Chardonnay, Albariño o Verdejo. Y ya fuera de nuestras fronteras el Champagne es el más conocido.
En BO de Shalom somos especialistas en la venta de vinos online, encontrarás un amplio surtido de vinos blancos en nuestra tienda.
Entre 10 y 12º es la temperatura óptima para saborear su acidez.
En el aperitivo, nos sirve para abrir el apetito. Marida muy bien con frutos secos, quesos y embutidos.
En la comida armoniza sobre todo con pescados y mariscos, aunque también con carnes blancas.
En el postre debe tenerse en cuenta que la dulzura del vino debe ser al menos igual que la del plato. Son muy buenos aliados de los postres a base de frutas, tartas, pasteles y chocolates.
En la elaboración de recetas de cocina, el vino blanco es ingrediente indispensable para realizar unos excelentes guisos y salsas.
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