La marca de nuestra tierra
Los dominus de Roma bebían el vino especiado con miel de las ánforas provenientes de la bella Ilerda romana. Los frailes de la edad media levantaron sus monasterios en suelo de vides. Y antes de la plaga de la filoxera, las “terres de Ponent” eran consideradas la viña de Cataluña. Es una de las Denominaciones de Origen más jóvenes, pero, a su vez, el territorio más antiguo donde se cultivó la vid. Descubrimos la denominación de origen Costers del Segre, el sello del terroir de las comarcas leridanas.
Su esplendor empezó en los años setenta, cuando los americanos introdujeron la viña californiana. No en vano fue justamente en esta zona donde también se plantaron las primeras variedades de los grandes vinos franceses. De la región de burdeos se adoptó la tinta Cabernet Sauvignon, y de la Borgoña, la blanca Chardonnay.
Costers de Segre lucha por hacerse un hueco entre las grandes tierras de producción de vino y lo hace con el esmero de sus viticultores y el aval de la personalidad especial de sus vinos. Bajo la guía primigenia de Raimat, la subzona más amplia de la D.O. y durante mucho tiempo la más conocida y extendida en el mercado, se han ido revalorizando distintas bodegas cuyo objetivo está siendo el de ensalzar unos vinos a veces desconocidos y, por ello, no lo suficientemente valorados. Caracterizadas por su modernidad, las bodegas de Costers del Segre fueron pioneras en la introducción de las barricas de roble americano, la vendimia mecanizada o la instalación de sistemas de riego que en esa época no se autorizaban. Ese carácter rompedor ha sido la tónica de una zona que prima la calidad del resultado por encima de los prejuicios tradicionales.
La D.O. Costers de Segre esconde en sí misma gran variedad de vinos. El clima interior y seco, alejado de la influencia marítima y marcado por una insolación elevada, una lluviosidad escasa y persistente humedad de las nieblas de invierno, confiere a los vinos su extremada personalidad acentuada por la inconmensurable labor y particular habilidad de los bodegueros de la zona.
En su mayoría, las viñas están situadas entre los 200 y 400 metros de altitud. A excepción de las viñas de Castell d'Encús, en Talarn, que se encuentran entre 850 y 1000 metros, que las cataloga como las de mayor altitud de Europa. Geográficamente, las subzonas de Artesa y del Pallars son las más septentrionales, con las viñas de mayor altitud e influencia pirenaica. Raimat, al extremo oriental, tiene un relieve suave y goza de un clima continental. Por su parte, la subzona del Segrià es característica de tierras de secano, y Les Garrigues y los Valles del Riucorb son tierras áridas.
Las prácticas agrícolas ecológicas de esta zona respetan el medio natural, y por ello los viñedos tratados de esta forma son certificados como Producción Integrada. Su objetivo principal es seguir procesos de producción respetuosos con el medio ambiente, utilizar técnicas de cultivo poco agresivas, reciclar y reducir residuos, y favorecer la diversidad del ecosistema respetando la flora y la fauna autóctonas. Las bodegas Raimat o Lagravera fueron una de las primeras en adentrarse en la producción integrada de entre todas las bodegas de Europa.
Actualmente, en la D.O. Costers de Segre se contabilizan 35 bodegas que elaboran vinos blancos, tintos, rosados y espumosos.