Elegir un vino en el restaurante
Todos hemos ido a comer o a cenar con la familia o los amigos a un restaurante. Dejando de lado de qué tipo sea, seguro que en más de una ocasión ha sucedido que, además de escoger qué platos comer, también debéis elegir el tipo de vino que los acompañará. Tinto, blanco, joven reserva... las cartas de restaurantes, sobre todo las dedicadas al vino, suelen ofrecernos un amplio abanico de botellas, denominaciones, bodegas y uvas distintas. Y, a veces, resulta difícil saber qué vino escoger.
Algunos restaurantes cuentan con la ayuda de un sommelier, a quien podemos pedir que nos asesore en caso de estar muy perdidos para saber qué vino maridará seguro con nuestro menú. En caso de que no haya sommelier -que suele ser lo habitual en restaurantes más asequibles o familiares-, la elección recaerá en nosotros. Y para que la selección del vino no sea un fracaso, os damos unas claves para tener el acierto asegurado.
- Pensar en el plato principal. Si vamos a pedir un vino para varias personas o tipos de platos, lo ideal es pensar en el plato principal. Por ejemplo, si todos los comensales escogen carne roja, elegiremos un tinto viejo; si, por el contrario, piden pescado o mariscos, un vino blanco.
- Los vinos blancos y rosados, así como los tintos jóvenes, deben ser de la añada vigente, pues eso significa que están en buen estado y evitaremos encontrarnos con alguna sorpresa desagradable, como que hayan envejecido y no tengan el sabor esperado. Si es así, rechaza la botella.
- Por norma general y protocolos, una botella de vino siempre debe ser descorchada en la mesa, ante los comensales.
- Es importante conocer las medidas. De una botella de vino normal -75Cl-, salen 5 o 6 copas en total; si sois muchos comensales, este formato está bien, pero, si por el contrario, coméis en pareja, podéis optar por un formato más pequeño, como el de 50Cl.
- Normalmente, si no se quiere gastar mucho en el vino, se puede pedir el vino de la casa, aunque desafortunadamente suele ser un vino de baja calidad. Así que, si lo que quieres es disfrutar de tu cena en el restaurante, lo mejor es pedir otro tipo de vino, aunque tengas que pagar un poco más.
- Si has pedido más de un vino -por ejemplo, un tinto durante la comida y un blanco para los postres-, es recomendable que pidas que te cambien la copa.
La última clave, y quizá una de las más importantes, es que disfrutéis, tanto de la cena, como de la comida y el vino.
¡Salud!