El cambio climático y los vinos
La elaboración de un buen vino depende, en gran parte, de las técnicas utilizadas durante el proceso, pero existe un factor determinante que garantiza el éxito o el fracaso del desarrollo de la uva al vino: el propio fruto. Para que este esté en perfectas condiciones, se deben tener en cuenta una serie de factores, como el suelo, la exposición solar y la condiciones climáticas del entorno. Por ese motivo, es tan importante para los enólogos encontrar un terreno que cumpla los requisitos climatológicos antes de embarcarse en la aventura vinícola.
De hecho, ya es conocida la relación entre el cambio climático y el vino: en cuanto empezaron a sonar las primeras voces sobre el problema del calentamiento global, se supo que, a partir de entonces y a lo largo del tiempo, las uvas de los viñedos afectados tendrían una mayor graduación alcohólica gracias a la maduración acelerada y mayores concentraciones de azucares debido a las temperaturas más altas y a un mayor tiempo de exposición solar. Y es que el cambio climático también es un problema que afecta la calidad de los vinos, sobre todo los elaborados a partir de la uva Tempranillo. Según los expertos, las uvas obtenidas tendrían menos contenido en taninos, lo que provoca una bajada de la calidad del vino.
Además, un PH más alto genera vinos más claros y favorece el desarrollo de microorganismos dañinos para la maduración, así como aporta una menor acidez que se traduce, a la larga, en un menor tiempo de vida embotellado. El exceso de calor, además de la falta de agua propicia, hace que no exista relación entre la maduración de la piel y de la pulpa, generando vinos más duros. En algunos casos, el incremento de las temperaturas ha provocado que se adelantasen vendimias hasta una semana antes de lo habitual para evitar que se dieran este tipo de problemas que afectan de forma tan directa a la maduración de las uvas y la conservación del vino en botella. Esto puede suponer un inconveniente, pues los vinos que se elaboren a partir de estas uvas tendrán un bajo contenido en taninos, así como un PH más alto de lo deseado.
Aunque se trate de un problema, esta información puede ayudar a los profesionales del sector a prevenir posibles daños o aprovechar las oportunidades que se puedan presentar con estos cambios, para sacar mayor partido a sus cultivos y obtener los resultados esperados.