Aprende a leer la etiqueta de un vino
Un vino no se vende solo. Para conseguirlo, se viste de etiqueta y ésta es su carta de presentación. Desde siempre, los productores de vino han utilizado las etiquetas para ayudar a los consumidores en la elección de un vino, la mayor parte acertada. Además de disfrutar de su diseño, que determina el éxito comercial y de marca de cualquier tipo de vino, gracias a la etiqueta podremos conocer los elementos más importantes y las cualidades que tiene el elegido y saber de antemano, si somos veteranos en este mundo, si nos satisfará o no.
El traje de un vino consta siempre de una etiqueta principal acompañada de las denominadas etiquetas menores: la etiqueta inferior, situada justo debajo de la principal, y la contraetiqueta, que se encuentra en la parte posterior.
La etiqueta principal es la que contiene más información. Lo primero que reconocemos cuando nos disponemos a leer una etiqueta es el nombre comercial por el que se reconoce un vino. A continuación se nos indica la calidad; este es uno de los apartados más complicados, pues la legislación europea únicamente distingue el vino de mesa del de calidad. Para cada una de estas dos categorías, los países productores europeos tiene su propia legislación. Dentro de los vinos de calidad, en España nos encontramos con las Denominaciones de Origen, en Francia con las Appellation d’Origine Contrôlée y en Alemania con las Qualitätswein.
Otro dato importante a tener en cuenta es la denominación varietal, es decir, el tipo o tipos de uvas con el que se ha elaborado el vino. Este es uno de los detalles que más puede condicionar nuestra elección, pues, como es lógico, buscamos un vino que nos guste.
También encontramos otros detalles de información relevante como el año de cosecha (que se refiere al año en el que se recogió la uva), el nombre del embotellador, el grado de alcohol y el volumen contenido.
En la contraetiqueta suele aparecer el sello oficial del Consejo Regulador de la Denominación de Origen. También podemos encontrar una nota de cata donde aparecen las características visuales, aromáticas y gustativas del vino, sugerencias de maridaje y el período de envejecimiento del vino (crianza, reserva y gran reserva).
Leer la etiqueta de un vino es muy fácil, pero entenderla es otra historia. Además, hemos de tener en cuenta que la procedencia del vino cambia algunos de los datos que hemos citado anteriormente. Por ejemplo, las etiquetas del Nuevo Mundo -América, Sudáfrica o Australia-, son muy claras, con la uva bien etiquetada y el productor fácil de encontrar. En cambio, se dice que las etiquetas del Viejo Mundo, que es básicamente toda Europa, “esconden” información; sin embargo, eso no es cierto, pues en este caso la D.O. se le da valor al terroir, no tanto a las uvas. Por ese motivo, si entendemos de vinos, podremos llegar a saber qué variedad han usado para elaborar el vino tan sólo conociendo la región.
Cada botella de vino encierra, además de una preciada bebida, un origen: la geografía que vio nacer las uvas que le dan cuerpo y una cultura que se expresa en a través del proceso de elaboración del vino en un lugar determinado. Por ese motivo es tan importante saber leer bien una etiqueta: para, además de disfrutar, conocer la expresión de una región del mundo, de un país, de un terroir.